La gente aprovechó la manifestación para invadir la rotonda y subirse a los podencos. Primero fueron los niños, luego subieron un montón de modernos tatuados y al final llegaron una veintena de podencos de verdad, con sus dueños. Y era tal el lio encima de la escultura entre niños, perros y modernos, que me bajé antes de que se rompiera.
2 comentarios:
Pero bueno! Que os los vais a cargar!!
Yo me fui antes de que empezaran a buscar culpables. O de que se hundiera todo.
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