los monstruos de einstein

Siendo niño sabia que el mundo podia destruirse en cualquier momento por una guerra nuclear, pero no me preocupaba lo más mínimo precisamente porque era un niño. Las pelis y los tebeos mostraban un futuro postnuclear lleno de aventuras, y sólo el Muy Interesante te explicaba lo chungo que era un invierno nuclear, pero eso tampoco preocupa a los niños.

La generación de Martin Amis sí que sufría unas angustias terribles porque ya eran adultos y por lo tanto conscientes. También eran intelectuales y les daba por pensar. Este libro fue escrito en 1987, cuando Amis tenia 38 años y un hijo, ¡y sólo cuatro años después caería el muro de Berlín y el peligro de un holocausto nuclear desaparecería!. Pero eso no lo sabian entonces ni Amis ni sus amigos, así que estaban a tope de ansiedad por las armas atómicas.

Y si ya les parecia aberrante que se destruyera el mundo entero, más les horrorizaba ahora que tenian hijos inocentes que también se evaporarian. Los que habían metido al mundo en tal embolado eran los padres de la generación de Amis. Y bueno, no tendremos más remedio que esperar a que los hijos de puta como vosotros os muráis uno a uno, le dice Amis a su padre. No ven otra solución mejor al estado de disuasión, en que ambos bandos van aumentando su poder nuclear para mantener un equilibrio que evite la guerra, un estado que entonces se suponía inevitable y eterno, y cuyo único fin posible era la guerra.

Los Monstruos de Einstein son, por lo tanto, las armas atómicas, aunque no todos los cuentos traten sobre ellas. Empieza el libro con un ensayo brillante sobre el tema, es lo mejor del libro, y le siguen cinco cuentos, de los cuales dos son buenos, uno vale la pena, uno es malo y otro insufrible.